sábado, 19 de febrero de 2011

Argentina y Brasil, juntos para frenar el embate de los países centrales contra la suba de los alimentos

Los representantes argentinos y brasileños buscan fundamentar su postura opuesta a las intenciones de países como Francia, Alemania y Estados Unidos de ponerle un tope al alza en valor de los alimentos.
(PR11) -- La Argentina y Brasil cerraron hoy filas para tratar de frenar el embate de las naciones más poderosas que busca poner un techo a los precios internacionales de la soja y otros commodities, en el marco del encuentro del G20 que se realiza en París.
Los representantes argentinos y brasileños buscan fundamentar su postura opuesta a las intenciones de países como Francia, Alemania y Estados Unidos de ponerle un tope al alza en valor de los alimentos.
Utilizando como argumento un informe de la FAO sobre la relación entre el alza de los precios de los alimentos y el drama de la pobreza, los países centrales quieren limitar el valor internacional de los productos estrella que exportan Brasil y la Argentina, y que les permitió sobrellevar la crisis internacional y hasta seguir acumulando reservas.
Francia ejerce actualmente la presidencia del G20 y el presidente Nicolás Sarkozy puso como objetivo principal para en la agenda detener la especulación sobre el precio de los cereales y evitar el alza de precios de los alimentos, que afecta a los más desprotegidos.
Apoyan su posición no sólo Estados Unidos sino otros países europeos, que quieren convencer a las naciones emergentes de la "responsabilidad social" que les toca como vendedores.
La escalada de precios de los alimentos no solo afecta a los países europeos sino que ha sido la razón principal para iniciar las revoluciones en Medio Oriente, que hoy se expanden como un dominó por la región.
Analistas especializados en el sector agropecuario señalan que la disparada en el precio del pan, como consecuencia del alza en los precios internacional del trigo, desempeño un rol importante para acentuar el descontento contra el decrépito régimen de Hosni Mubarak.
Pero desde la Argentina no están de acuerdo con poner un tope a los precios, porque iría en contra de los intereses económicos del país y de la región.
Desde Brasil, el ministro de Hacienda, Guido Mantega, dijo que su país se opondrá a toda tentativa de imponer un control de precios a las materias primas.
"Brasil es contrario a todo mecanismo de control o regulación del precio de las commodities", afirmó Mantega, al advertir que esas medidas pueden "hacer salir el tiro por la culata" porque limitarían la oferta.
"Una propuesta que podría ayudar a solucionar ese problema es que los países avanzados y los emergentes más dinámicos se uniesen en un programa de estímulo para la producción agrícola en países pobres", consideró el ministro brasileño.
Y de paso lanzó un tiro por elevación a Europa, al señalar que "los países avanzados podrían colaborar eliminando los subsidios que conceden a sus productos agrícolas".
Brasil es un gran exportador de materias primas, cuyos precios aumentaron un 40 por ciento en el 2010.
Pero Mantega cree que a esa inflación no la imponen los países productores sino que se debe a un aumento de la demanda de las grandes economías emergentes, que se suma a la especulación de los mercados financieros que perdieron alternativas de inversión con la crisis internacional.
La ministra de economía francesa Christine Lagarde, que se reunirá con Boudou para las negociaciones con el Club de París, explicó la posición europea: "No decimos que la especulación alimente el alza de precios. Quizás la acelera un poco. Habrá debate. Quizás no tenga ningún efecto. Ello también puede ocurrir".
El G-20 comenzó a discutir la forma de ponerle freno a la suba en el precio global de los alimentos, que llegó al nivel más alto desde 1990 según la FAO, implicó para el Banco Mundial que más de 44 millones de personas cayeran en la pobreza extrema y que generó revueltas políticas, como la de Egipto.
La discusión girará en torno a cómo los Estados pueden regular la operatoria de los fondos especulativos transnacionales, que tienen en su poder un porcentaje récord de los contratos abiertos en los mercados de futuros.
La eventual regulación, que es rechazada por los grandes productores de alimentos como Estados Unidos, Canadá, Brasil, Argentina, Australia y Rusia, se discutirá en momentos en que el maíz cerró en 285 dólares la tonelada, el precio máximo desde mediados de julio de 2008.
La soja, por su parte, se sigue moviendo en máximos de 31 meses (en torno a 510 dólares la tonelada) y el algodón cerró al nivel más alto de toda la historia: por encima de 2 dólares la libra.