lunes, 14 de febrero de 2011

Desarrollan un "envase inteligente" para detectar la caducidad de los alimentos

El proyecto tiene como objetivo mejorar la seguridad alimentaria y reducir el derroche innecesario de alimentos.
Los indicadores de frescura adoptan la forma de las etiquetas tradicionales que se insertan en el paquete.
La seguridad alimentaria es uno de los focos en donde los científicos centran sus investigaciones. Para evitar intoxicaciones alimentarias por ingesta de bacterias o productos en mal estado se desarrollaron los denominados “Envases Inteligentes”.
Estos envases se podrían diferenciar en dos tipos:
El envasado activo: que cubren la necesidad de protección y conservación, son envases de plástico o cartón con sustancias químicas que alargan la vida de sus contenidos. Protegen al alimento tanto de daños mecánicos durante su manipulación como del deterioro debido a los diferentes ambientes por los que pasará el envase durante su distribución y almacenamiento.
La otra clase es propiamente el envasado inteligente: que cubren la necesidad de alerta de la condición de los alimentos. Son las técnicas de envasado que contienen, externa o internamente, un indicador para generar un historial activo del producto y determinar su calidad. llevan incorporado un dispositivo que cambia de color cuando su contenido varía sus características organolépticas, como el sabor, o pierde sus propiedades nutricionales.
Trabajando en esta línea de envasados, científicos de la Universidad de Strathclyde en Glasgow (Reino Unido) han desarrollado un envasado de alimentos "inteligente" que alerta a los consumidores, cambiando de color, cuando los productos empiezan a perder su frescura o están en mal estado.
Este nuevo sistema forma parte de una modalidad de empaquetado conocido como "envasado en atmósfera modificada", que mantiene los alimentos en condiciones que prolongan su vida útil. Su objetivo "va más allá de la tradicional fecha de caducidad", ya que busca mejorar la seguridad alimentaria y reducir el derroche innecesario de alimentos a través de este nuevo indicador.
“Este sistema se utiliza cada vez con más asiduidad para detener el crecimiento de los organismos que deterioran los alimentos” señala el profesor Andrew Mills, impulsor del invento. A su vez reconoce la necesidad de reducir a corto plazo los elevados costes de estos nuevos empaquetados.
Los indicadores de frescura adoptan la forma de las etiquetas tradicionales que se insertan en el paquete, pero tienen un coste muy superior. No obstante, el proyecto cuenta con un presupuesto cercano a 390.000 euros de apoyo del Programa de Empresas Escocés.
Se estima que alrededor de 8,3 millones de toneladas de alimentos se pierden cada año en los hogares británicos, la mayoría de los cuales podría haberse consumido. "Los costes de las cantidades de comida que se tiran son muy perjudiciales a nivel ambiental y económico", asegura Mills. "Esperamos que este invento reduzca el riesgo de que las personas que comen alimentos cuyo estado ya no es adecuado para el consumo y que ayude a prevenir el derroche innecesario de comida. Además, creemos que tendrá un impacto directo y positivo en la industria de la carne y de los mariscos", afirma el investigador.
Al ofrecer una señal "clara e inequívoca" de que los alimentos comienzan a perder sus propiedades, los indicadores podrán a su vez resolver las confusiones que existen sobre los diferentes significados de los etiquetados, entre "consumir preferentemente antes de" o "vender hasta". También ayudará a destacar la necesidad de que los alimentos refrigerados estén debidamente sellados.
lavozlibre