domingo, 13 de febrero de 2011

Huella de carbono: detectar la emisión de gases efecto invernadero en la actividad agrícola

(NA) -- Técnicos del Proyecto de
Mercados de Carbono del Movimiento CREA están abocados al diseño
de una serie de herramientas metodológicas adaptadas a las
circunstancias locales para estimar las emisiones de Gases Efecto
Invernadero (GEI) en el ámbito agropecuario.
   "El objetivo es que los productores puedan autocalcular sus
propias emisiones, identificar cuáles son las fuentes más
significativas, dónde están los faltantes de información y qué
medidas de reducción se pueden detectar", explicó Sebastián
Galbussera, técnico del Proyecto de Mercados de Carbono
del Movimiento CREA.
   Las áreas de trabajo son cuatro: agricultura extensiva
tradicional, ganadería, tambo y cultivos intensivos
(fundamentalmente olivo, cítricos y vid).
   Cada unidad metodológica exige el trabajo en red con
profesionales de diversas organizaciones, empresas y agencias
gubernamentales.
   "El calculador de la huella de carbono del tambo se está
testeando con 40 empresas CREA a través de los asesores, mientras
que en el caso del aceite de oliva y de jojoba, que se realiza en
el marco de un convenio con la empresa Eco Oil Argentina, también
estamos bastante avanzados", explicó el técnico CREA.
   En cambio, el diseño de los modelos para agricultura y
ganadería se encuentra en las etapas iniciales.
   "La mayor parte de los empresarios agrícolas argentinos
comenzó a trabajar duro para mejorar la huella de carbono local
por medio de la difusión masiva del sistema de siembra directa",
informó CREA.
   El hecho es que esta técnica, además de reducir el riesgo de
erosión, consume mucha menos energía que la siembra
convencional.   
   "En términos energéticos, la diferencia entre uno y otro
sistema es equivalente a nueve garrafas de diez kilos por
hectárea", comentó Ricardo Negri, coordinador del Área de
Investigación y Desarrollo del Movimiento
CREA.
   "Siendo muy conservadores, si consideramos que el 70 por
ciento del área agrícola argentina se hace en siembra directa y
tomamos unos 30 millones de hectáreas, eso implica un ahorro
anual del orden de 190.000 garrafas por año, que es un volumen
equivalente al consumo anual de gas envasado en la Argentina",
añadió.                   
   "Las huellas de carbono, entre otras acciones, representan una
presión para que los países en desarrollo empiecen a considerar
este tema", comentó Gabriel Blanco, coordinador de la Dirección
de Cambio Climático de la Secretaría de Ambiente de la Nación.
   Blanco disertó durante una conferencia ofrecida en el
Seminario de Mercados de Carbono CREA (Consorcios Regionales de
Experimentación Agrícola) realizado en la Bolsa de Comercio de
Buenos Aires.
   Los requerimientos de información ambiental podrían pasar a
ser una exigencia en sólo algunos años.
   Queda cada vez más claro que las principales naciones del orbe
–responsables de la mayor parte de las emisiones de Gases de
Efecto Invernadero (GEI)– buscan mecanismos para trasladar el
problema a los países menos desarrollados.
   Los países en desarrollo, "la Argentina incluida, niegan el
hecho de tener que asumir un compromiso de la misma naturaleza que
el de las naciones desarrolladas: ésa es una pelea central",
precisó.