Después de alcanzar un volumen récord en 2007 y acometer un plan de inversiones que se tradujo en una apuesta clara por el mercado ibérico, el sector de latas de bebidas se ha encontrado con una crisis de dimensiones inesperadas pero que, en todo caso, no le ha conducido a situaciones catastrofistas, como sí ha ocurrido en otros campos del packaging.
Apoyados por sus tradicionales cualidades (se trata de un envase ligero, reciclable, que transmite bien las propiedade térmicas y no "contamina" con sabores) y en las nuevas posibilidades que ofrece gracias a los avances técnicos (impresiones en relieve, efectos táctiles, etc.), los fabricantes de latas de bebidas han sabido solventar un periodo muy turbulento y auguran una recuperación relativamente rápida.
El sector mueve ahora, unos 610 millones de euros anuales de facturación, cifra muy similar a la que que había antes del estallido de la crisis, pero la aparición de nuevos formatos alejados de los tradicionales 33 cl podría propiciar que esta marca sea pronto historia.
Apoyados por sus tradicionales cualidades (se trata de un envase ligero, reciclable, que transmite bien las propiedade térmicas y no "contamina" con sabores) y en las nuevas posibilidades que ofrece gracias a los avances técnicos (impresiones en relieve, efectos táctiles, etc.), los fabricantes de latas de bebidas han sabido solventar un periodo muy turbulento y auguran una recuperación relativamente rápida.
El sector mueve ahora, unos 610 millones de euros anuales de facturación, cifra muy similar a la que que había antes del estallido de la crisis, pero la aparición de nuevos formatos alejados de los tradicionales 33 cl podría propiciar que esta marca sea pronto historia.
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