miércoles, 9 de marzo de 2011

2010 fue “el año del pollo”

Y 2011 cuenta con todos los condimentos requeridos para que esa caracterización indefectiblemente se repita.
Del equipo de redacción de ElSitioAvícola

Si el pollo es desde el punto de vista nutricional un sustituto “natural” de la carne vacuna, ni qué decir del rol que comenzó a ocupar en las mesas de las familias argentinas cuando el desbarranque de las políticas ganaderas llevó el precio de la hacienda a los valores actuales.

Tal fue el protagonismo de esta carne blanca en la demanda interna de alimentos, que los fuertes lazos que unen a 
los dirigentes sectoriales de la producción avícola con el Gobierno nacional no alcanzaron para frenar la escalada de precios originada en subas de salarios, aumento de commodities como el maíz y la soja, y demás.

Según el relevamiento mensual de La Voz del Interior, en el último año el precio del pollo subió el 87,86 por ciento. El ajuste se ubicó incluso por encima de las carnes rojas que, en el caso del novillito, treparon alrededor del 70 por ciento en los 12 meses.

Datos de la Cámara empresaria del sector indican que este año se consumirán 1.340.000 toneladas de pollo en el mercado interno, con una demanda promedio por persona de 34 kilogramos, apenas seis kilos por debajo del consumo de carne vacuna, que cayó unos 20 kilos promedio desde fin de 2009.

Hace un año, el pollo costaba en las góndolas 6,03 pesos y hoy está 11,34. Frente a los 30 ó 40 pesos que vale la carne, es evidente que el modelo productivo que tiene al pollo como eje es un importante factor dinamizador de las economías regionales, pero a quien más le sirve hoy es a la política: los “plumíferos” son un aliado de peso para equilibrar la canasta familiar.
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