miércoles, 9 de marzo de 2011

Casi el 40% de las cosechas mundiales se pierden por las enfermedades

Richard Strange es Profesor honorario de Biología en la Universidad College e investigador honorario de la Facultad de Ciencias Biológicas y Químicas en el Birkbeck College de Londres. Le hemos entrevistado con ocasión del próximo Congreso Internacional en Patología de Post-cosecha organizado por el IRTA en Lleida del 11 al 14 de abril próximos. El Prof. Strange figura entre los invitados a presentar sus ponencias en una de las tres sesiones plenarias de este certamen.

Con una larga experiencia en patología vegetal, la actividad de investigación del Prof. Strange se centra, sobre todo, en la interacción entre patógenos y plantas y en el impacto que sus enfermedades pueden tener en la salud humana. A lo largo de su carrera, Strange ha publicado dos libros y más de 100 artículos científicos, además de ser editor jefe de la revista científica Food Security: the Science, Sociology and Economics of Food Production and Access to Food desde el año 2009.

Prof. Strange, su ponencia prevista para el congreso de Lleida lleva por título “Pérdidas y degradación en pre- y poscosecha de los cultivos: causas, medidas y control” ¿Podría avanzarnos brevemente los temas más destacados de su intervención?

Mi contribución al Congreso Internacional en Patología de Poscosecha abordará fundamentalmente el problema mundial del suministro de alimentos. Según algunas estimaciones, a finales de este año 2011 nuestro planeta contará con una población de más de 7 mil millones de personas. A día de hoy, unos mil millones de individuos se encuentran en situación de desnutrición y casi el doble no tiene acceso a los suficientes nutrientes y vitaminas para satisfacer sus necesidades nutritivas diarias. Las pérdidas causadas por las enfermedades de las plantas que se manifiestan durante los tratamientos de pre- y poscosecha contribuyen inevitablemente a estas deficiencias, sobre todo en los países en desarrollo. Creo, por lo tanto, que las administraciones deberían fomentar la formación de los agricultores en las escuelas agrarias a fin de mejorar el control de dichas enfermedades.

¿En qué medidas la patología vegetal es importante para la seguridad alimentaria?

Los patógenos son responsables de las enfermedades más dañinas para los vegetales de manera que, cuando atacan a los cultivos, representan también una amenaza para los alimentos que llegan a nuestras mesas. Uno de los factores más insidiosos para la seguridad del consumidor es el de las micotoxinas, producidas por determinados organismos del reino de los hongos. Algunos de estos compuestos químicos no tan solo son venenosos sino también cancerígenos. Es imprescindible, por tanto, que encontremos la manera para limitar la contaminación de los alimentos, a fin de garantizar nuestra seguridad alimentaria. Esto conlleva necesariamente a efectuar un control constante de las plantaciones.

¿Cuáles han sido los avances más significativos, en los últimos años, en el control de las enfermedades de pre-y poscosecha?

Seguramente cabe destacar la oportunidad de poder transformar el material genético de las plantas, confiriéndoles mayor resistencia a los efectos de las plagas. De cara al futuro, esperamos poder controlar un gran número de enfermedades graves gracias a la selección sensata de material genético adecuado y a su incorporación en los cultivos más vulnerables.

¿Cuál es el impacto de la patología vegetal en las economías de los países en desarrollo?

En la década de los ochenta, una plaga del garbanzo, un componente fundamental de la dieta de la población de Pakistán donde también se le conoce como “la carne de los pobres”, causó pérdidas en la mitad de las cosechas y todavía continúa haciendo estragos en aquellas regiones. En estos momentos, algunas variedades de trigo cultivadas en el subcontinente indio están amenazadas por el parásito Puccinia graminis f. sp. tritici, descubierto en Uganda y también conocido como Ug99. En la mayoría de los casos, la información acerca de la magnitud de las pérdidas provocadas por las enfermedades en los vegetales es, de todos modos, escasa. Sin embargo, se estima que entre el 30 y el 40% de las cosechas se pierde cada año a lo largo de toda la cadena productiva. El desarrollo de las enfermedades en los vegetales sigue teniendo, por tanto, un gran impacto en estas sociedades. No cabe duda, pues, que la investigación, a pesar de los recortes repetidos de las últimas tres o cuatro décadas, podría contribuir de manera importante a limitar estas pérdidas y ayudar a resolver la crisis mundial de alimentos.
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