Lejos quedó la etapa en la que se podía crear un feedlot con los ojos cerrados y hacer negocio. Al menos así lo revelan los datos de la Cámara Argentina de Feedlot, que indican que la ocupación del mes de enero está a la mitad de la capacidad instalada y agregan que dos de cada tres centros de engorde a corral tienen menos vacas que hace un mes.
Según el informe mensual de la Cámara, del total de empresas del sector el 44 por ciento se está ?vaciando con ingresos?, lo que quiere decir que la cantidad de animales que sale es mayor a la que entra, mientras que el 21 por ciento se está ?vaciando sin ingresos?. El estudio destaca, a su vez, que el 12 por ciento de las firmas no tuvieron ingresos ni salidas en el período, mientras que están en una situación aceptable o de expansión el 23 por ciento de las firmas. Este último guarismo se compone de un 6 por ciento de empresas con stock constante ?es decir, con egresos equivalentes a los ingresos de hacienda? y un 17 por ciento de establecimientos que se están llenando.
Estos valores explican que el 65 por ciento de los establecimientos tenga menos animales que hace un mes.
La escasez de hacienda es la primera causa de que los números no cierren, porque genera un aumento del costo de los terneros y novillitos, las dos categorías que ingresan al feedlot. Pero a esto hay que sumar el costo de la alimentación que, según el titular de la Cámara, Juan Eiras, ?aumentó un 20 por ciento en los últimos sesenta días?.
Este incremento en el alimento balanceado, compuesto principalmente, en maíz y soja, hace que el precio de salida del animal no alcance para dar rentabilidad al proceso. Según Eiras, en promedio, cuesta $ 7 engordar un kilo al animal. Por todo esto, la actividad ?tiene hoy un diferencial negativo del orden del 25 por ciento?, explicó el dirigente.
De ahí que el índice de ingreso de animales haya sido del 11 por ciento en enero, lo que representa menos de la mitad de las posibilidades del sector, según su capacidad instalada, que le permite recibir un 25 por ciento de ingresos por mes. Las cifras publicadas por la Cámara del Feedlot son, en todos los casos, porcentuales.
Desde esa entidad, Eiras destaca que las perspectivas del negocio para 2011 dependerán mucho del clima. Es que, mientras las reservas de agua y las recientes lluvias siguen permitiendo a los productores engordar los animales en el campo a un costo rentable, las posibilidades del feedlot de captar más hacienda se reducen.
Oficialmente, la entidad publicó que el sector feedlotero es responsable de, por lo menos, el 50 por ciento de la faena nacional. Pese a que no hay acuerdo entre los miembros de la cadena de la carne?productores, frigoríficos, feedlots y el Gobierno? sobre el volumen del aporte de los centros de engorde, es indudable que el sector es un actor clave, más si se tiene en cuenta que puede engordar un animal hasta cuatro veces más rápido que a través del método tradicional, a campo.
A diferencia de la situación pasada, el feedlot no recibe hoy un subsidio nacional para paliar los altos precios de los granos, simplemente porque el precio de la hacienda acompañó el alza. Por el momento, pese a las dificultades que atraviesa el negocio, los dirigentes feedloteros aclaran que no piensan en reclamar el retorno del sistema de compensaciones.
Según el informe mensual de la Cámara, del total de empresas del sector el 44 por ciento se está ?vaciando con ingresos?, lo que quiere decir que la cantidad de animales que sale es mayor a la que entra, mientras que el 21 por ciento se está ?vaciando sin ingresos?. El estudio destaca, a su vez, que el 12 por ciento de las firmas no tuvieron ingresos ni salidas en el período, mientras que están en una situación aceptable o de expansión el 23 por ciento de las firmas. Este último guarismo se compone de un 6 por ciento de empresas con stock constante ?es decir, con egresos equivalentes a los ingresos de hacienda? y un 17 por ciento de establecimientos que se están llenando.
Estos valores explican que el 65 por ciento de los establecimientos tenga menos animales que hace un mes.
La escasez de hacienda es la primera causa de que los números no cierren, porque genera un aumento del costo de los terneros y novillitos, las dos categorías que ingresan al feedlot. Pero a esto hay que sumar el costo de la alimentación que, según el titular de la Cámara, Juan Eiras, ?aumentó un 20 por ciento en los últimos sesenta días?.
Este incremento en el alimento balanceado, compuesto principalmente, en maíz y soja, hace que el precio de salida del animal no alcance para dar rentabilidad al proceso. Según Eiras, en promedio, cuesta $ 7 engordar un kilo al animal. Por todo esto, la actividad ?tiene hoy un diferencial negativo del orden del 25 por ciento?, explicó el dirigente.
De ahí que el índice de ingreso de animales haya sido del 11 por ciento en enero, lo que representa menos de la mitad de las posibilidades del sector, según su capacidad instalada, que le permite recibir un 25 por ciento de ingresos por mes. Las cifras publicadas por la Cámara del Feedlot son, en todos los casos, porcentuales.
Desde esa entidad, Eiras destaca que las perspectivas del negocio para 2011 dependerán mucho del clima. Es que, mientras las reservas de agua y las recientes lluvias siguen permitiendo a los productores engordar los animales en el campo a un costo rentable, las posibilidades del feedlot de captar más hacienda se reducen.
Oficialmente, la entidad publicó que el sector feedlotero es responsable de, por lo menos, el 50 por ciento de la faena nacional. Pese a que no hay acuerdo entre los miembros de la cadena de la carne?productores, frigoríficos, feedlots y el Gobierno? sobre el volumen del aporte de los centros de engorde, es indudable que el sector es un actor clave, más si se tiene en cuenta que puede engordar un animal hasta cuatro veces más rápido que a través del método tradicional, a campo.
A diferencia de la situación pasada, el feedlot no recibe hoy un subsidio nacional para paliar los altos precios de los granos, simplemente porque el precio de la hacienda acompañó el alza. Por el momento, pese a las dificultades que atraviesa el negocio, los dirigentes feedloteros aclaran que no piensan en reclamar el retorno del sistema de compensaciones.