(EFE) Se detallará el contenido energético, carbohidratos, grasas, grasas saturadas, sal y proteínas.
Los ministros europeos de Sanidad y Consumo aprobaron un nuevo etiquetado obligatorio para alimentos que tendrá que detallar el contenido energético, carbohidratos (incluido el azúcar), grasas, grasa saturadas, sal y proteínas por cada 100 gramos o 100 mililitros.
Los Veintisiete superaron con creces la mayoría cualificada necesaria para aprobar el proyecto de reglamento, que aún debe ser ratificado por el Parlamento Europeo, para ayudar a los consumidores a tomar decisiones informadas cuando compran alimentos y combatir problemas como la obesidad.
El vino, la cerveza, las bebidas alcohólicas aromatizadas y los licores no tendrán que cumplir de momento el reglamento sobre etiquetado, como reclamaba España. No obstante, la Comisión Europea deberá estudiar en el plazo de cinco años desde la entrada en vigor de la medida si aún está justificada esta exención.
La industria alimentaria no estará obligada a respetar un formato concreto de etiquetado siempre que se atenga a unos criterios mínimos, como que la letra no sea menor de 1,2 milímetros.
“España hubiera preferido una armonización”, reconoció en un debate público el presidente de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), Roberto Sabrido, quien consideró que introducir un único modelo comunitario sería más claro para los consumidores y facilitaría el funcionamiento del mercado interior.
El nuevo reglamento introduce la obligación de indicar en la etiqueta el origen de la carne distinta del vacuno, para la que ya exigía este requisito, un punto sobre el que España y otro países –Alemania, Dinamarca, Suecia y Holanda– también hicieron constar su desacuerdo debido a que no se ha realizado una evaluación de impacto previa para determinar los efectos económicos y el efecto de la medida en el mercado interior.
“El etiquetado obligatorio nos parece discriminatorio, ya que no se utilizan los mismos criterios que para el resto de productos para los que sí se realizó una evaluación de impacto”, agregó Sabrido.
A escala comunitaria tampoco se requerirá respetar el sistema de etiquetado a las comidas no envasadas, aunque los países son libres de imponer este tipo de obligaciones a nivel nacional. Sí tendrá que constar, en cambio, cualquier alergénico presente en el producto. La industria alimentaria podrá indicar el contenido en colesterol y fibra, entre otros componentes.
El apoyo masivo de los países, excepto Italia, permitió cerrar un proceso de negociación de casi tres años. La Eurocámara que ya se pronunció al respecto en junio tendrá que ratificar ahora el nuevo sistema de etiquetado antes de que entre en vigor. Los países tienen entre tres y cinco años para aplicar el nuevo etiquetado, con lo que es probable que no sea efectivo hasta 2013 o 2014.
Los ministros europeos de Sanidad y Consumo aprobaron un nuevo etiquetado obligatorio para alimentos que tendrá que detallar el contenido energético, carbohidratos (incluido el azúcar), grasas, grasa saturadas, sal y proteínas por cada 100 gramos o 100 mililitros.
Los Veintisiete superaron con creces la mayoría cualificada necesaria para aprobar el proyecto de reglamento, que aún debe ser ratificado por el Parlamento Europeo, para ayudar a los consumidores a tomar decisiones informadas cuando compran alimentos y combatir problemas como la obesidad.
El vino, la cerveza, las bebidas alcohólicas aromatizadas y los licores no tendrán que cumplir de momento el reglamento sobre etiquetado, como reclamaba España. No obstante, la Comisión Europea deberá estudiar en el plazo de cinco años desde la entrada en vigor de la medida si aún está justificada esta exención.
La industria alimentaria no estará obligada a respetar un formato concreto de etiquetado siempre que se atenga a unos criterios mínimos, como que la letra no sea menor de 1,2 milímetros.
“España hubiera preferido una armonización”, reconoció en un debate público el presidente de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN), Roberto Sabrido, quien consideró que introducir un único modelo comunitario sería más claro para los consumidores y facilitaría el funcionamiento del mercado interior.
El nuevo reglamento introduce la obligación de indicar en la etiqueta el origen de la carne distinta del vacuno, para la que ya exigía este requisito, un punto sobre el que España y otro países –Alemania, Dinamarca, Suecia y Holanda– también hicieron constar su desacuerdo debido a que no se ha realizado una evaluación de impacto previa para determinar los efectos económicos y el efecto de la medida en el mercado interior.
“El etiquetado obligatorio nos parece discriminatorio, ya que no se utilizan los mismos criterios que para el resto de productos para los que sí se realizó una evaluación de impacto”, agregó Sabrido.
A escala comunitaria tampoco se requerirá respetar el sistema de etiquetado a las comidas no envasadas, aunque los países son libres de imponer este tipo de obligaciones a nivel nacional. Sí tendrá que constar, en cambio, cualquier alergénico presente en el producto. La industria alimentaria podrá indicar el contenido en colesterol y fibra, entre otros componentes.
El apoyo masivo de los países, excepto Italia, permitió cerrar un proceso de negociación de casi tres años. La Eurocámara que ya se pronunció al respecto en junio tendrá que ratificar ahora el nuevo sistema de etiquetado antes de que entre en vigor. Los países tienen entre tres y cinco años para aplicar el nuevo etiquetado, con lo que es probable que no sea efectivo hasta 2013 o 2014.
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