Lo hizo el Sindicato Argentino de Obreros Navales y Servicios de la Industria Naval (SAONSINRA), mediante un documento que entregó al Consejo Federal Pesquero. Solicitan que en ello se ocupe a los astilleros nacionales.
“Habiéndoles concedido recurso, previsibilidad y revalorización, bien nos asiste el derecho de pedir, aunque sea, que una parte de esta flota sea renovada en astilleros nacionales”, dice uno de los párrafos principales del documento que el Sindicato Argentino de Obreros Navales y Servicios de la Industria Naval (SAONSINRA) le entregó días pasados al Consejo Federal Pesquero.
El gremio, conducido por Cayo Ayala, acompañó la solicitud con una radiografía elaborada por el Sindicato de Obreros Navales Seccional Mar del Plata, que detalla la composición de la flota de las más importantes empresas pesqueras, especificando origen de los buques, capacidad de bodega y cupo asignado a cada uno.
“Cuando observamos el mapa de esta distribución de cuotas, vemos que han sido altamente generosos con empresas que cuentan con buques con un gran poder de captura y gran capacidad de tonelaje, de construcción y capital extranjero”, advierte la nota.
El informe presentado da cuenta que la industria naval argentina construyó apenas el 35 por ciento de lo que se importó en unidades pesqueras. Son 91 buques hechos en argentina desde 1989 a la fecha, que representan 2.058 metros de eslora, 10.888 metros cúbicos de bodega y 43 mil HP de potencia instalada.
“Del total de embarcaciones construidas en astilleros y talleres nacionales, 63 embarcaciones tienen menos de 25 metros de eslora. Y solamente 11 barcos superan los 30 metros y ninguno es mayor de 40 metros”, distingue el documento.
En este lapso de 21 años, no dejaron de ingresar buques construidos en el extranjero. La Federación contabilizó 175 buques factoría, que representan 9.500 metros de eslora lineal, 140 mil metros cúbicos de bodega y 320 mil HP de potencia. “Su poder de captura por resolución 958/94 asciende a las 970 mil toneladas”.
En cuanto a los buques poteros, se importaron 85 embarcaciones, que suman 4.750 metros de eslora, 58 mil metros cúbicos de bodega y 120 mil HP de potencia, con un potencial de captura de 140 mil toneladas.
“Como industria nacional, apenas construimos el 35% de lo que importamos en viejas unidades, el 15% de la eslora importada, el 5,5% de la bodega extranjera, el 10% de la potencia instalada y el 13% del poder de captura importado”, enumera el texto, en el cual se solicita que “debería incluirse en la Ley de Pesca una cláusula que limite la edad de las embarcaciones y obligue a la renovación de esa capacidad de bodega en astilleros nacionales”.
Empresa por empresa, el informe presentado al CFP, expone la situación de los actores principales de la industria pesquera local. Por ejemplo el Grupo Moscuzza, de las 12 embarcaciones que componen su flota, apenas dos fueron construidos en astilleros nacionales (Don Pedro Moscuzza) y Malvinas Argentinas).
El resto es de origen español (Don Pedro, Stella Maris, Itxas Lur, S.D Moscuzza y Alvamar), francés (M. Eugenia, M. Liliana, Mar Azúl, Don Cayetano y Graciela) y uno canadiense (Buena Pesca).
Harengus tiene en su flota todos buques foráneos. El Codepeca I, III, Dalian II, Scombrus II y Semilik, de origen australiano.
Del lado opuesto, el Grupo Matera pesca con buques nacionales. El Franco, Karina, Camerige, Don Agustín, Madre Margarita, Toduzo y Romeo Ersini fueron construidos en astilleros argentinos.
El documento, que cuenta con el aval de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte Seccional Mar del Plata y la Intersectorial Marítimo Portuaria, advierte que no se puede seguir capacitando trabajadores con el esfuerzo que demanda a los gremios, ministerios y a la UTN “para que luego estos mismos trabajadores terminen reparando sillas, rejas o emigrando por falta de trabajo”.
El sector considera que los recursos pesqueros nacionales deben ser pescados por barcos nacionales para beneficio de los recursos laborales argentinos. “Los trabajadores, las horas hombre de nuestros compañeros son las acciones más valiosas del mercado laboral y las ponemos nosotros, los gremios marítimos y portuarios”, señala otro párrafo de la nota presentada al CFP.
Así como alguna vez el país promovió la construcción de buques de hasta 80 mil toneladas en el Riachuelo, desde el SAONSINRA apuestan a repetir el fenómeno. “Ya entregamos una generación de trabajadores en los años 90 y sin embargo seguimos capacitando obreros navales. Los astilleros del primer mundo, Brasil y hasta Paraguay se nutren de nuestros compañeros altamente capacitados y reconocidos”, subraya el documento.
La renovación de la flota pesquera no es la única alternativa para aumentar el nivel de actividad en la industria que observa el sindicato. El vencimiento de las embarcaciones de doble casco para las embarcaciones que transportan hidrocarburos y el reflotamiento de una naviera de bandera nacional forman parte del menú de posibilidades para aumentar la capacidad de trabajo.
Fuente: Revista Puerto
“Habiéndoles concedido recurso, previsibilidad y revalorización, bien nos asiste el derecho de pedir, aunque sea, que una parte de esta flota sea renovada en astilleros nacionales”, dice uno de los párrafos principales del documento que el Sindicato Argentino de Obreros Navales y Servicios de la Industria Naval (SAONSINRA) le entregó días pasados al Consejo Federal Pesquero.
El gremio, conducido por Cayo Ayala, acompañó la solicitud con una radiografía elaborada por el Sindicato de Obreros Navales Seccional Mar del Plata, que detalla la composición de la flota de las más importantes empresas pesqueras, especificando origen de los buques, capacidad de bodega y cupo asignado a cada uno.
“Cuando observamos el mapa de esta distribución de cuotas, vemos que han sido altamente generosos con empresas que cuentan con buques con un gran poder de captura y gran capacidad de tonelaje, de construcción y capital extranjero”, advierte la nota.
El informe presentado da cuenta que la industria naval argentina construyó apenas el 35 por ciento de lo que se importó en unidades pesqueras. Son 91 buques hechos en argentina desde 1989 a la fecha, que representan 2.058 metros de eslora, 10.888 metros cúbicos de bodega y 43 mil HP de potencia instalada.
“Del total de embarcaciones construidas en astilleros y talleres nacionales, 63 embarcaciones tienen menos de 25 metros de eslora. Y solamente 11 barcos superan los 30 metros y ninguno es mayor de 40 metros”, distingue el documento.
En este lapso de 21 años, no dejaron de ingresar buques construidos en el extranjero. La Federación contabilizó 175 buques factoría, que representan 9.500 metros de eslora lineal, 140 mil metros cúbicos de bodega y 320 mil HP de potencia. “Su poder de captura por resolución 958/94 asciende a las 970 mil toneladas”.
En cuanto a los buques poteros, se importaron 85 embarcaciones, que suman 4.750 metros de eslora, 58 mil metros cúbicos de bodega y 120 mil HP de potencia, con un potencial de captura de 140 mil toneladas.
“Como industria nacional, apenas construimos el 35% de lo que importamos en viejas unidades, el 15% de la eslora importada, el 5,5% de la bodega extranjera, el 10% de la potencia instalada y el 13% del poder de captura importado”, enumera el texto, en el cual se solicita que “debería incluirse en la Ley de Pesca una cláusula que limite la edad de las embarcaciones y obligue a la renovación de esa capacidad de bodega en astilleros nacionales”.
Empresa por empresa, el informe presentado al CFP, expone la situación de los actores principales de la industria pesquera local. Por ejemplo el Grupo Moscuzza, de las 12 embarcaciones que componen su flota, apenas dos fueron construidos en astilleros nacionales (Don Pedro Moscuzza) y Malvinas Argentinas).
El resto es de origen español (Don Pedro, Stella Maris, Itxas Lur, S.D Moscuzza y Alvamar), francés (M. Eugenia, M. Liliana, Mar Azúl, Don Cayetano y Graciela) y uno canadiense (Buena Pesca).
Harengus tiene en su flota todos buques foráneos. El Codepeca I, III, Dalian II, Scombrus II y Semilik, de origen australiano.
Del lado opuesto, el Grupo Matera pesca con buques nacionales. El Franco, Karina, Camerige, Don Agustín, Madre Margarita, Toduzo y Romeo Ersini fueron construidos en astilleros argentinos.
El documento, que cuenta con el aval de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte Seccional Mar del Plata y la Intersectorial Marítimo Portuaria, advierte que no se puede seguir capacitando trabajadores con el esfuerzo que demanda a los gremios, ministerios y a la UTN “para que luego estos mismos trabajadores terminen reparando sillas, rejas o emigrando por falta de trabajo”.
El sector considera que los recursos pesqueros nacionales deben ser pescados por barcos nacionales para beneficio de los recursos laborales argentinos. “Los trabajadores, las horas hombre de nuestros compañeros son las acciones más valiosas del mercado laboral y las ponemos nosotros, los gremios marítimos y portuarios”, señala otro párrafo de la nota presentada al CFP.
Así como alguna vez el país promovió la construcción de buques de hasta 80 mil toneladas en el Riachuelo, desde el SAONSINRA apuestan a repetir el fenómeno. “Ya entregamos una generación de trabajadores en los años 90 y sin embargo seguimos capacitando obreros navales. Los astilleros del primer mundo, Brasil y hasta Paraguay se nutren de nuestros compañeros altamente capacitados y reconocidos”, subraya el documento.
La renovación de la flota pesquera no es la única alternativa para aumentar el nivel de actividad en la industria que observa el sindicato. El vencimiento de las embarcaciones de doble casco para las embarcaciones que transportan hidrocarburos y el reflotamiento de una naviera de bandera nacional forman parte del menú de posibilidades para aumentar la capacidad de trabajo.
Fuente: Revista Puerto
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