martes, 19 de abril de 2011

FDA: Los colorantes artificiales no representan riesgo para la salud mental

Un grupo de expertos convocados por la FDA dictaminó que no hay pruebas de que los alimentos con colorantes artificiales causen el síndrome de déficit de atención en la mayoría de los niños, por lo que no es necesario que estos alimentos lleven etiquetas especiales de alerta.

Este pronunciamiento se hace después de que la misma FDA 'soltara la liebre' sobre los riesgos en el consumo de alimentos con colorantes artificiales.

La FDA reconoció hace poco que mientras los colorantes sintéticos no tienen ningún efecto negativo sobre los niños normales, los síntomas de las personas con ADHD (Síndrome de deficiencia de atención), podrían empeorar al ingerir alimentos que tienen sustancias de este tipo.

De forma inmediata The Center for Science in the Public Interest solicitó la prohibición del uso de los colorantes artificiales o que al menos los alimentos que los contienen adviertan en el etiquetado que pueden producir desórdenes de conducta.

Ante el revuelo desatado, la FDA decidió recurrir a un panel de científicos expertos que confirmó la inocuidad de los colorantes y descartó la necesidad de poner mensajes de advertencia en las etiquetas.

Los principales fabricantes de alimentos defendieron la seguridad de los colorantes artificiales y dijeron que ni las prohibiciones, ni las advertencias son necesarias.
Antecedentes

El debate sobre los tintes artificiales se inició en la década de 1970 cuando el Dr. Benjamin Feingold, un alergista pediátrico de California, tuvo éxito en el tratamiento del ADHD con una dieta que, entre otras cosas, eliminaba los alimentos con colorantes artificiales.

Desde esa época el tema no era ventilado a nivel nacional, solo hasta que la FDA hizo el primer anuncio al respecto.

Aunque el Center for Science in the Public Interest no se mostró de acuerdo con lo determinado con el Panel de Expertos, se alegro por la oportunidad de reactivar el debate sobre la seguridad de los colorantes artificiales.
Club Darwin