martes, 8 de febrero de 2011

Un francés se anima a innovar en degustación de vinos

Stéphane Girard, graduado en la prestigiosa Bordeaux Wine School, ha lanzado un nuevo concepto en degustación de vinos con idea de hacer más accesible a los no iniciados la comprensión de la vinicultura. Su idea coloca el descubrimiento de la persona en el centro de la experiencia.

Aprovechando la ola de popularidad de la tableta iPad, Girard presentó en agosto de 2010 su WINEpad: una tableta desarrollada por WINE by ONE que brinda información educativa sobre vinos. WINE by ONE abrió en mayo cerca de Place Vendôme, un selecto barrio de París cerca del Louvre. En el local, elegantes máquinas Enomatic que sirven vasos de vino al pulsar un botón, forman la columna vertebral del nuevo concepto, un concepto moderno en degustación de vinos para hacer que la comprensión de la
vinicultura sea más accesible colocando el descubrimiento del vino por parte del individuo en el centro de la experiencia.

El negocio va superando los pronósticos de rentabilidad e ingresos, pero necesita más crecimiento y más clientes para que el bar se convierta en un concepto franquiciable. Girard supone que el actual lanzamiento de un esfuerzo masivo de marketing le permitirá continuar superando proyecciones. Los buenos resultados de los primeros meses le permiten pensar que puede animarse a dar el gran salto para crecer, aunque escalar su estrategia no va a ser fácil.

En la escuela de negocios Wharton, donde hizo su MBA, lo eligieron presidente del más grande club extracurricular: el Wharton Wine Club (WWC). En una de las materias de su MBA, él y un grupo de compañeros crearon un plan de negocios bas{andose en la premisa que la gente no sabe qué vinos le gusta o por qué. Diseñaron un concepto novedoso que comprende un wine bar, una vinería y un club de vino, todo en el mismo lugar.

Después de graduarse, la cata siguió siendo una parte importante de sus actividades diarias, aun cuando trabajaba como consultor en París, donde creó un club del vino para dar a sus colegas la oportunidad de pasar un buen rato mientras aprendían. A medida que se iba corriendo la voz sobre su club, amigos y contactos profesionales le pedían que abriera grupos similares en sus compañías. Hasta los autoproclamados “conocedores” descubrieron que sabían menos de lo que pensaban sobre sus propios gustos personales, puesto que con frecuencia confiaban en guías como Wine Spectator o un sommelier de restaurant en lugar de su propio paladar.

Girard sabía también que muchos consumidores franceses no tenían conocimiento de los vinos del mundo debido a la limitada selección, por lo general centrada en Francia , que ofrecían los clubes y las exposiciones. Vio entonces la oportunidad de cambiar la forma en que la gente descubre y compra vino y decidió que la combinación deaquellos tres elementos del concepto que había desarrollado en el club de Wharton – vinería, club y wine bar - podía funcionar en París.