jueves, 24 de marzo de 2011

Argentina: A dormir con un ojo abierto

Llega la época fuerte de siembra de alfalfa y otras especies. Y hay que estar atentos desde el comienzo.
Se acerca la fecha óptima para la siembra de pasturas y la primera advertencia llega desde Inta Pergamino. Nicolás Iannone, especialista en zoología agrícola, dijo que el ataque de trips a alfalfas y tréboles será ineludible. Es por ello que dio sus consejos para el monitoreo y manejo de esta plaga, con la cual habrá que lidiar desde temprano.

Los trips no sólo afectan a trébol y alfalfa, sino que también atacan a algunas especies de lotus. Esta plaga, según Iannone, pone en serio riesgo la etapa de la implantación de estas leguminosas. En los mejores casos, con una alta densidad de insectos, su daño obliga a resembrar, y en los peores, cuando su daño pasa desapercibido, cae la productividad de la pastura y la perennidad de las especies sembradas.

Según estudios de Iannone realizados desde hace quince años, este insecto era una plaga de ambientes áridos pero en los últimos años también se presentó en primaveras, veranos y otoños húmedos. Algunos pronósticos sostienen que las condiciones hídricas deficitarias podrían continuar durante el otoño y las mismas son favorables a los trips; por ello es necesario tomar recaudos.

Entre los síntomas inequívocos del daño se observan las “cicatrices blanquecinas” sobre la superficie foliar. Según él, es un ataque rápido y producido por el aparato bucal de tipo raspador. A causa de estos perjuicios que ocasiona el insecto, es recomendable hacer un monitoreo postemergencia de la pastura una vez por semana.

Juan Bologna, especialista de la semillera Barenbrug, brindó también algunas recomendaciones prácticas. Sostuvo que es clave usar semilla peleteada que incorpore insecticidas y detectar las plagas en forma temprana, para poder hacer un control oportuno. Recordó que la semilla peleteada con tratamientos con insecticidas ofrece una ventana de control de 10 a 20 días tras la emergencia de las plántulas.

Puntualmente en alfalfares y tréboles, las heridas se concentran rodeando la nervadura central de los folíolos. Asimismo, si sobre cotiledones y folíolos aumenta la cantidad de las lesiones, se modifica el color verde de las hojas a “ceniciento” o “plomizo”, y el cultivo, observado a la distancia, tiene una apariencia planteada.

Iannone expresa que los insectos adultos tienen una coloración parda y son de tamaño muy pequeño, aproximadamente de 1,5 milímetros de largo. En el caso de que se los logre atrapar, ya que son muy movedizos, y al ser observados con una lupa de mano, tienen sus patas y antenas de un color claro.

Respecto a los ataques de los trips, el especialista aclara que al cultivo se lo puede ver debilitado y lo definió como que “no arranca o progresa”. Hay una detención del creciemiento y tal vez una alteración en el stand de plantas que genera “manchones” con faltantes.

Las acciones preventivas con el tratamiento de semillas son más seguras y redituables que las reactivas cuando se detecta la presencia de la plaga en el lote. Por su parte, las aplicaciones en postemergencia tienen baja eficiencia a causa de la reducida superficie foliar de la pastura. Pero está claro que en praderas de un año o más de implantadas es la principal herramienta.

Bologna, además recomendó seleccionar variedades con buena tolerancia a pulgones, ya que también retrasan la aparición de daños y permiten llegar con más tiempo a los controles químicos.

El especialista recordó que, independientemente de las condiciones climáticas, se deben recorrer dos veces por semana todos los lotes sembrados, desde la emergencia de los primeros cotiledones. Y sostuvo que se debe controlar la posible reaparición de la plaga luego de las pulverizaciones.

Cuando se decide por el producto a aplicar, no debe olvidarse la participación en el caldo de un buen tensoactivo que favorezca el contacto producto-planta.
Al hablar de la aplicación de productos, Iannone hace un alto y se refiere a las praderas que fueron sembradas sobre abundante rastrojo que puede jugar en contra de la calidad de aplicación.

En estos casos, es aconsejable la aplicación terrestre incrementando la dosis en un 20-30% y hacerlo con alta presión (70 libras por pie cuadrado) para lograr así un mayor “efecto rebote” de la gota y, por consiguiente, aumentar la superficie de mojado.
Clarín