lunes, 28 de marzo de 2011

¿Quién alimentará a China?

Aunque separados por miles de kilómetros entre sí, una cosa tienen en común un agricultor de la provincia china de Shandong y un inversor en el mercado de materias primas de Chicago, y es que ambos están pendientes del cielo.

La sequía que durante el mes de febrero ha azotado a una de las provincias productoras de cereales más importantes de China ha sido un factor de peso para que los precios se dispararan a niveles de la crisis alimentaria de 2008. Ahora, aunque la situación parece haberse aliviado un poco, el temor en el mercado a que las próximas cosechas no sean tan buenas y China necesite aumentar sus importaciones permanece.

Al igual que hace tres años, cuando una confluencia de factores estuvieron detrás del repentino aumento del coste de los cereales, la sequía de China tampoco ha venido sola. Los conflictos en países con petróleo, como Libia o Bahrein, han contribuido a que suban otra vez los precios. En esta situación de incertidumbre en las cosechas y combustible caro, las miradas se centran en cómo el Gobierno chino garantizará la provisión de cereales entre sus más de 1.300 millones de habitantes, indica El Mundo.es.

Si no hay cambios, es de esperar que el alza del crudo haga que aumente la demanda de maíz para producir biocombustibles como alternativa, explica Ma Wenfeng, analista de BOABC, una consultora china especializada en el sector agrario.

China es el tercer productor de biocombustibles sólo superado por Brasil y Estados Unidos. Además, falte o no agua en el campo, el incremento del bienestar como consecuencia del desarrollo económico pide paso, especialmente en las ciudades.

El consumo de carne es cada vez mayor y, por extensión, también el de los cereales, necesarios para alimentar al ganado. En la actualidad, cada chino consume de media aproximadamente 50 kilos de carne al año, en comparación con los 40 kilos a finales de los 90. En 2020, se prevé que la cifra supere los 60.

China ya importa cantidades significativas de algunos cereales para satisfacer sus necesidades, aunque oficialmente se lleve con cierto secretismo. También acude al exterior para proveerse de maíz, del que es el segundo mayor consumidor del mundo. El maíz importado, que se prevé alcance un récord anual en 15 años a partir de la cosecha que comienza en septiembre, proviene sobre todo de EUA y se destina en su mayor parte a la alimentación de animales, para usos industriales, aceites y para producir etanol.

La incertidumbre generada en el mercado de materias primas está muy relacionada con el estrecho margen que separa el volumen de cereales producidos y consumidos en todo el mundo. En el último año, la producción superó escasamente lo consumido en el mundo.

La Organización Mundial para la Agricultura (FAO) ha alertado de los riesgos de otra crisis alimentaria motivada por los precios actuales de los cereales. La de principios de 2008, según datos del Banco Mundial, dejó a 44 millones de personas en países en desarrollo bajo el umbral de pobreza. Según Ma Wenfeng, la ecuación es clara en las circunstancias actuales: "si las importaciones de China aumentan, empujará al alza los precios de los cereales en todo el planeta".

Las reservas disponibles en muchos países, desde China a EUA, deberían contrarrestar el aumento de los precios - de hecho suelen tener una relación inversa- pero los cereales se han encarecido de todas formas por otros factores adversos.

Aun así, queda cierto margen para el optimismo. La posibilidad de que China modere su crecimiento económico para frenar la inflación de entre el cuatro y el cinco por ciento permite entrever una reducción de sus importaciones. "Si se enfría algo la economía, es de esperar que el incremento del coste del combustible pierda fuerza, lo que reduciría a su vez el volumen de cereales importado", afirma Ma.
ElSitioAvícola