Beber cerveza es para muchos una suerte de religión, pero no es el caso, desde luego, de J. Wilson. Lo suyo, aclara, no tiene nada que ver con el placer por el placer por el alcohol, ni con ningún tipo de celebración, sino una aventura espiritual de ayuno que entre otras cosas le permitirá acercarse más a la experiencia que vivían los monjes franciscanos. Aún así, qué duda cabe que la apuesta haría las delicias de muchos incondicionales del “jugo de cebada”.
Todo comenzó, según explicó Wilson cuando descubrió que unos monjes franciscanos alemanes elaboraron hace 300 años una receta de una densa cerveza que les permitía pasar la cuaresma sin tomar ningún sólido, y que bautizaron como “pan líquido”.
Wilson quiere ahora comprobar que esta poderosa bebida es realmente suficiente para ayunar durante 40 días y 40 noches, desde el miércoles de ceniza hasta la Pascua, sin hacerle perder demasiado peso. Para ello, ha elaborado artesanalmente en su casa esta receta, utilizando la misma materia prima. El resultado es una fórmula casera que permite alcanzar las 1.200 calorías con cuatro pintas.
Aunque un médico examinará diariamente su estado de salud para comprobar que no hay ninguna alteración, parece que por el momento los monjes dieron en el clavo. “Quizás es una intervención divina –escribe en su post del día 7- pero ya he engordado una libra más. Mi peso está ahora en 150,5 (68,3 kilos), lo que es lo mismo que decir que he perdido 10 libras en la primera semana. Psíquicamente, de nuevo, hoy fue un día excelente”.
Cuatro días después, su peso estaba estabilizado en las 149 libras (67,6 kilos).
larazón
Todo comenzó, según explicó Wilson cuando descubrió que unos monjes franciscanos alemanes elaboraron hace 300 años una receta de una densa cerveza que les permitía pasar la cuaresma sin tomar ningún sólido, y que bautizaron como “pan líquido”.
Wilson quiere ahora comprobar que esta poderosa bebida es realmente suficiente para ayunar durante 40 días y 40 noches, desde el miércoles de ceniza hasta la Pascua, sin hacerle perder demasiado peso. Para ello, ha elaborado artesanalmente en su casa esta receta, utilizando la misma materia prima. El resultado es una fórmula casera que permite alcanzar las 1.200 calorías con cuatro pintas.
Aunque un médico examinará diariamente su estado de salud para comprobar que no hay ninguna alteración, parece que por el momento los monjes dieron en el clavo. “Quizás es una intervención divina –escribe en su post del día 7- pero ya he engordado una libra más. Mi peso está ahora en 150,5 (68,3 kilos), lo que es lo mismo que decir que he perdido 10 libras en la primera semana. Psíquicamente, de nuevo, hoy fue un día excelente”.
Cuatro días después, su peso estaba estabilizado en las 149 libras (67,6 kilos).
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