El Consejo y la Eurocámara no han logrado un acuerdo antes de que expirara el plazo, el 29 de marzo, sobre la comercialización de alimentos procedentes de animales clonados y sus descendientes, ya que los eurodiputados defienden un veto total mientras que los gobiernos apostaban por prohibir la carne clonada pero no aquella que proceda de descendientes de animales clonados, según informa Efe.
Los contactos se han producido en el marco de las negociaciones para revisar la norma sobre los llamados "nuevos alimentos" y tanto el Consejo como el Parlamento Europeo han responsabilizado a la otra parte del fracaso de las conversaciones.
Para John Dalli, comisario de Salud y Protección al Consumidor "es una lástima no haber llegado a un acuerdo. Con la situación actual no se realiza ningún control sobre las técnicas de clonación", además ha defendido las ventajas de un acuerdo para la industria y el consumidor y ha asegurado que él comería carne clonada porque "no hay riesgo para la salud".
La propuesta inicial de Bruselas planteaba una moratoria temporal sobre la producción de alimentos con técnicas de clonación en la UE, un veto a las importaciones de alimentos clonados y medidas de trazabilidad sobre los productos procedentes de descendientes.
El comisario también ha señalado el riesgo de incompatibilidad con las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) de algunas de las demandas del Parlamento Europeo para justificar que los Estados miembros no hayan cedido a ellas, en especial por extender las exigencias de etiquetado a todos los artículos.
Los eurodiputados defendían tanto el veto a la carne procedente de animales clonados como a los productos como la carne o la leche derivados de sus descendientes y se apoyaban en el fuerte rechazo de la opinión pública a este tipo de alimentos que muestran las estadísticas.
Los Ventisiete, por su parte, aceptaron restricciones para la primera generación de animales clonados pero no para sus descendientes. También accedieron durante las negociaciones a introducir normas de etiquetado para la carne fresca de la primera generación de un animal clonado, que informara a los consumidores de su procedencia, pero esta concesión fue considerada insuficiente para los eurodiputados. La última oferta de la Eurocámara, basada en establecer las exigencias en el etiquetado de todos los productos de descendientes de animales clonados, hubiese sido una solución "engañosa" e "irrealizable", en palabras del ministro de Desarrollo Rural húngaro y presidente de turno del Consejo, Sandor Fazekas, porque "obligaría a fijar un árbol genealógico para cada loncha de queso o de salami".
El eurodiputado del grupo y vicepresidente de la comisión europarlamentaria de Agricultura, José Bové, ha asegurado que "más vale no tener acuerdo que tener un mal acuerdo" y ha alertado que el consumidor europeo tiene "amplias dudas" sobre el efecto a largo plazo de este tipo de alimentos. "Europa no debe estar al servicio de intereses de pretendidos socios comerciales, bajo el pretexto de la innovación tecnológica", ha añadido.
eurocarne
Los contactos se han producido en el marco de las negociaciones para revisar la norma sobre los llamados "nuevos alimentos" y tanto el Consejo como el Parlamento Europeo han responsabilizado a la otra parte del fracaso de las conversaciones.
Para John Dalli, comisario de Salud y Protección al Consumidor "es una lástima no haber llegado a un acuerdo. Con la situación actual no se realiza ningún control sobre las técnicas de clonación", además ha defendido las ventajas de un acuerdo para la industria y el consumidor y ha asegurado que él comería carne clonada porque "no hay riesgo para la salud".
La propuesta inicial de Bruselas planteaba una moratoria temporal sobre la producción de alimentos con técnicas de clonación en la UE, un veto a las importaciones de alimentos clonados y medidas de trazabilidad sobre los productos procedentes de descendientes.
El comisario también ha señalado el riesgo de incompatibilidad con las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) de algunas de las demandas del Parlamento Europeo para justificar que los Estados miembros no hayan cedido a ellas, en especial por extender las exigencias de etiquetado a todos los artículos.
Los eurodiputados defendían tanto el veto a la carne procedente de animales clonados como a los productos como la carne o la leche derivados de sus descendientes y se apoyaban en el fuerte rechazo de la opinión pública a este tipo de alimentos que muestran las estadísticas.
Los Ventisiete, por su parte, aceptaron restricciones para la primera generación de animales clonados pero no para sus descendientes. También accedieron durante las negociaciones a introducir normas de etiquetado para la carne fresca de la primera generación de un animal clonado, que informara a los consumidores de su procedencia, pero esta concesión fue considerada insuficiente para los eurodiputados. La última oferta de la Eurocámara, basada en establecer las exigencias en el etiquetado de todos los productos de descendientes de animales clonados, hubiese sido una solución "engañosa" e "irrealizable", en palabras del ministro de Desarrollo Rural húngaro y presidente de turno del Consejo, Sandor Fazekas, porque "obligaría a fijar un árbol genealógico para cada loncha de queso o de salami".
El eurodiputado del grupo y vicepresidente de la comisión europarlamentaria de Agricultura, José Bové, ha asegurado que "más vale no tener acuerdo que tener un mal acuerdo" y ha alertado que el consumidor europeo tiene "amplias dudas" sobre el efecto a largo plazo de este tipo de alimentos. "Europa no debe estar al servicio de intereses de pretendidos socios comerciales, bajo el pretexto de la innovación tecnológica", ha añadido.
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