Las ventas de bebidas energéticas se han disparado. En 2010 crecieron un 13,3%. a pesar de la preocupación que despierta la popularidad entre el público joven de estos productos con un gran contenido de cafeína.
Durante la última década las bebidas energéticas han registrado un crecimiento de dos dígitos y han sido uno de los productos estrella del segmento de las bebidas.
Una taza de café latte de 16 onzas tiene 160 mg de cafeína, que es la misma cantidad que contiene una lata de la bebida Monster Energy.
Sin embargo, La FDA limita la cantidad de cafeína de los refrescos a 71 mg por 12 onzas de contenido pero esta regulación no aplica para las bebidas energéticas ni para el café o el té.
La manera como la gente consume las bebidas energéticas hace que la concentración de cafeína sea mayor y más rápida que cuando se bebe café o té, lo cual puede provocar ansiedad, palpitaciones y alteraciones en el ritmo cardiaco.
Para la American Beverage Association las bebidas energéticas no son peores que el café.
En el caso de los atletas el consumo de bebidas energéticas puede producir deshidratación, lo cual resulta preocupante para los médicos y las autoridades sanitarias.
La American Association of Poison Control Centers ha recibido 340 informes sobre incidencias producidas por bebidas energéticas, la mayor parte de las cuales no eran graves.
Existe una relación entre el consumo de bebidas energéticas y la presión sanguínea alta, el crecimiento del consumo de alcohol y la adicción a las drogas.
Cada vez son más las asociaciones que creen que debería prohibirse la venta de bebidas energéticas con un alto contenido de cafeína a menores de edad debido al impacto que el consumo de éstas tiene en la salud de niños, adolescentes y jóvenes.
Moderación en el consumo y en la concentración
Las restricciones a la publicidad y la venta a menores entran dentro de las políticas de autoregulación razonables. Pero el consumo de estas bebidas, como el de todas recae, en el consumidor.
Los consumidores adultos deben estar bien informados de las características de la bebida, pero esto no pasa de ser una regulación del etiquetaje.
La prohibición total, no sería una buena medida, como tampoco lo es la carrera por el grado de concentración de algunas marcas.
Si se pide moderación en el consumo a los consumidores, no estaría de más pedir moderación en la concentración a los productores. en manos de la industria está acoger un límite, que vele por la seguridad y la estabilidad de este segmento.
Todavía estamos a tiempo de evitar que cunda una paranóia que selleve por delante a una parte de la industria.
Club Darwin
Durante la última década las bebidas energéticas han registrado un crecimiento de dos dígitos y han sido uno de los productos estrella del segmento de las bebidas.
Una taza de café latte de 16 onzas tiene 160 mg de cafeína, que es la misma cantidad que contiene una lata de la bebida Monster Energy.
Sin embargo, La FDA limita la cantidad de cafeína de los refrescos a 71 mg por 12 onzas de contenido pero esta regulación no aplica para las bebidas energéticas ni para el café o el té.
La manera como la gente consume las bebidas energéticas hace que la concentración de cafeína sea mayor y más rápida que cuando se bebe café o té, lo cual puede provocar ansiedad, palpitaciones y alteraciones en el ritmo cardiaco.
Para la American Beverage Association las bebidas energéticas no son peores que el café.
En el caso de los atletas el consumo de bebidas energéticas puede producir deshidratación, lo cual resulta preocupante para los médicos y las autoridades sanitarias.
La American Association of Poison Control Centers ha recibido 340 informes sobre incidencias producidas por bebidas energéticas, la mayor parte de las cuales no eran graves.
Existe una relación entre el consumo de bebidas energéticas y la presión sanguínea alta, el crecimiento del consumo de alcohol y la adicción a las drogas.
Cada vez son más las asociaciones que creen que debería prohibirse la venta de bebidas energéticas con un alto contenido de cafeína a menores de edad debido al impacto que el consumo de éstas tiene en la salud de niños, adolescentes y jóvenes.
Moderación en el consumo y en la concentración
Las restricciones a la publicidad y la venta a menores entran dentro de las políticas de autoregulación razonables. Pero el consumo de estas bebidas, como el de todas recae, en el consumidor.
Los consumidores adultos deben estar bien informados de las características de la bebida, pero esto no pasa de ser una regulación del etiquetaje.
La prohibición total, no sería una buena medida, como tampoco lo es la carrera por el grado de concentración de algunas marcas.
Si se pide moderación en el consumo a los consumidores, no estaría de más pedir moderación en la concentración a los productores. en manos de la industria está acoger un límite, que vele por la seguridad y la estabilidad de este segmento.
Todavía estamos a tiempo de evitar que cunda una paranóia que selleve por delante a una parte de la industria.
Club Darwin