Los mercados sin embargo sufrieron una fuerte caída por los episodios de Libia
(NAP) Los precios de cereales y oleaginosas subieron de nuevo a principios de febrero, aproximándose en algunos casos a los máximos registrados en 2008. Posteriormente, sin embargo, acosados por una nueva volatilidad diaria, los mercados experimentaron una fuerte bajada, debido en parte a la preocupación por el impacto de los disturbios políticos en algunas regiones del Norte de África y del Próximo Oriente asiático.
No se modificó de forma esencial la situación global de oferta y demanda de la presente campaña, aunque todavía se notaba cierta preocupación por el resultado final de las cosechas actuales de maíz y soja en el hemisferio sur, y por las perspectivas para las cosechas de 2011/12.
En los mercados de trigo, la reducida disponibilidad de trigo de molturación y las fuertes compras internacionales, incluidas de trigo forrajero, provocaron una nueva subida notable de los precios a principios de mes; también destacó la preocupación por las cosechas de trigo de invierno en Estados Unidos y China. Varios países anunciaron su intención de reducir o eliminar los impuestos a la importación.
Durante la segunda quincena de febrero, se anularon casi por completo las subidas anteriores, ya que los problemas políticos en algunos países provocaron una ola de ventas de futuros de productos básicos.
Aunque los precios del maíz también perdieron algo de terreno, consiguieron registrar una ganancia neta. Su evolución reflejaba más la preocupación por el futuro suministro, apreciándose una fuerte demanda persistente para forraje y usos industriales además de cierta especulación por la siembra adicional necesaria en Estados Unidos para impedir un nuevo descenso de las existencias.
En cambio, los precios de las oleaginosas experimentaron una caída notable, pese a su fuerza inicial, y los mercados también se vieron presionados por la mejora de las perspectivas para la producción en Sudamérica.
Los mercados de flete marítimo de cargamentos secos a granel, sobre todo en el sector no-cerealero, registraron un descenso inicial debido al exceso de cargueros disponibles, pero posteriormente subieron, apoyados por el aumento de los precios de los combustibles
(NAP) Los precios de cereales y oleaginosas subieron de nuevo a principios de febrero, aproximándose en algunos casos a los máximos registrados en 2008. Posteriormente, sin embargo, acosados por una nueva volatilidad diaria, los mercados experimentaron una fuerte bajada, debido en parte a la preocupación por el impacto de los disturbios políticos en algunas regiones del Norte de África y del Próximo Oriente asiático.
No se modificó de forma esencial la situación global de oferta y demanda de la presente campaña, aunque todavía se notaba cierta preocupación por el resultado final de las cosechas actuales de maíz y soja en el hemisferio sur, y por las perspectivas para las cosechas de 2011/12.
En los mercados de trigo, la reducida disponibilidad de trigo de molturación y las fuertes compras internacionales, incluidas de trigo forrajero, provocaron una nueva subida notable de los precios a principios de mes; también destacó la preocupación por las cosechas de trigo de invierno en Estados Unidos y China. Varios países anunciaron su intención de reducir o eliminar los impuestos a la importación.
Durante la segunda quincena de febrero, se anularon casi por completo las subidas anteriores, ya que los problemas políticos en algunos países provocaron una ola de ventas de futuros de productos básicos.
Aunque los precios del maíz también perdieron algo de terreno, consiguieron registrar una ganancia neta. Su evolución reflejaba más la preocupación por el futuro suministro, apreciándose una fuerte demanda persistente para forraje y usos industriales además de cierta especulación por la siembra adicional necesaria en Estados Unidos para impedir un nuevo descenso de las existencias.
En cambio, los precios de las oleaginosas experimentaron una caída notable, pese a su fuerza inicial, y los mercados también se vieron presionados por la mejora de las perspectivas para la producción en Sudamérica.
Los mercados de flete marítimo de cargamentos secos a granel, sobre todo en el sector no-cerealero, registraron un descenso inicial debido al exceso de cargueros disponibles, pero posteriormente subieron, apoyados por el aumento de los precios de los combustibles