Hace poco más de dos décadas, las únicas imágenes infantiles que llegaban al primer mundo desde los lugares más desfavorecidos del planeta eran las de niños famélicos, con los huesos marcados en la piel. Hoy, la estampa ha cambiado mucho, pero no porque hayan disminuido las desigualdades económicas y sociales que dividen el mundo en dos. Sigue habiendo países pobres, pero sus pequeños han cambiado la extrema delgadez por el sobrepeso a causa de la expansión de las dietas hipercalóricas aunque bajas en nutrientes, el aumento del sedentarismo y el abandono creciente de la lactancia materna.
En África, el número de niños menores de cinco años con obesidad ha pasado de los cuatro millones que se contabilizaban en 1990, a los 13,5 millones que se registraron en 2010, lo que supone un aumento espectacular para esa franja de edad. Asia ha seguido la misma tendencia ya que, en el mismo periodo, los porcentajes en el continente crecieron desde el 3,2% al 4,9%.
Estas preocupantes cifras han centrado uno de los debates que mantiene en Ginebra (Suiza) el Comité de Expertos en Guías para la Nutrición de la Organización Mundial de la Salud.
"La razón por la cual los niños se convierten en obesos es que son menos activos y que los alimentos que consumen superan sus necesidades calóricas", ha explicado Francesco Branca, miembro del comité cuyo objetivo es combatir las múltiples caras que tiene la malnutrición hoy en día.
"Constatamos que en los países emergentes, ha aumentado la oferta de alimentos industriales que, generalmente, contienen muchos azúcares y grasas", ha subrayado.
A este cambio en la dieta se suma, además, una tendencia a la baja de la lactancia materna en los países en desarrollo, lo que, unido a una alimentación insuficiente de las madres, termina por completar un preocupante perfil de riesgo para los menores.
"La malnutrición es responsable del 11% de todas las enfermedades, causa problemas de salud a largo plazo y minusvalías", ha subrayado Branca, quien también ha recordado que las carencias alimenticias "ejercen un impacto sobre la educación y el desarrollo de los niños de los países más vulnerables".
Reunido, el Comité deberá elaborar nuevas recomendaciones globales para mejorar los problemas nutricionales que padecen cientos de millones de personas en todo el mundo.
madrimasd
En África, el número de niños menores de cinco años con obesidad ha pasado de los cuatro millones que se contabilizaban en 1990, a los 13,5 millones que se registraron en 2010, lo que supone un aumento espectacular para esa franja de edad. Asia ha seguido la misma tendencia ya que, en el mismo periodo, los porcentajes en el continente crecieron desde el 3,2% al 4,9%.
Estas preocupantes cifras han centrado uno de los debates que mantiene en Ginebra (Suiza) el Comité de Expertos en Guías para la Nutrición de la Organización Mundial de la Salud.
"La razón por la cual los niños se convierten en obesos es que son menos activos y que los alimentos que consumen superan sus necesidades calóricas", ha explicado Francesco Branca, miembro del comité cuyo objetivo es combatir las múltiples caras que tiene la malnutrición hoy en día.
"Constatamos que en los países emergentes, ha aumentado la oferta de alimentos industriales que, generalmente, contienen muchos azúcares y grasas", ha subrayado.
A este cambio en la dieta se suma, además, una tendencia a la baja de la lactancia materna en los países en desarrollo, lo que, unido a una alimentación insuficiente de las madres, termina por completar un preocupante perfil de riesgo para los menores.
"La malnutrición es responsable del 11% de todas las enfermedades, causa problemas de salud a largo plazo y minusvalías", ha subrayado Branca, quien también ha recordado que las carencias alimenticias "ejercen un impacto sobre la educación y el desarrollo de los niños de los países más vulnerables".
Reunido, el Comité deberá elaborar nuevas recomendaciones globales para mejorar los problemas nutricionales que padecen cientos de millones de personas en todo el mundo.
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