Es importante para el productor agropecuario la transformación de sus granos antes de exportarlos.
Como parte de las charlas organizadas en el marco de la nueva edición de la Fiesta Provincial del Trigo, se presentó el ingeniero agrónomo Alejandro Saavedra. El técnico pertenece al INTA Justiniano Posse. En la oportunidad, Saavedra se refirió a la importancia para el negocio del productor agropecuario el hecho de agregar valor a las materias primas, reportó La Voz del Pueblo.
"¿Cómo aprovechar la gran oportunidad de transformar las materias primas antes de su exportación? Para la Argentina, la respuesta está en el agregado de valor en origen. El productor es un actor fundamental en el gran cambio de paradigma en busca de la competitividad hacia la industrialización, mediante la conformación de Pymes y el trabajo asociativo. De esta manera, podrá acceder a mayor parte de la renta que se genera a lo largo de todo el proceso de transformación de la materia prima hasta llegar a la góndola con el producto terminado y, si es posible, con calidad diferencial y con marca propia", explicó el técnico.
Y el primer paso en este crecimiento es la transformación de ese alimento de origen vegetal en proteína animal, ya sea en carne bovina, leche, cerdo o producción avícola.
Y agregó: "El productor puede participar de la renta generada a lo largo de las cadenas agroalimentarias, contribuir a la generación de nuevas fuentes de mano de obra en las comunidades rurales, generar nuevas capacidades y conocimientos a nivel de las regiones y aportar al desarrollo territorial con inclusión social".
En 2010 el INTA lanzó un proyecto para integrar producción e industria en origen. "Hay que abandonar la idea de exportar sin agregar valor", dijo Saavedra. Con el objetivo de triplicar en los próximos diez años el valor promedio de la tonelada exportada de agroalimentos, de US$ 400 a más de US$ 1200, el INTA Manfredi, desde su proyecto de Agricultura de Precisión (Precop) presentó un plan que apunta hacia una integración vertical de los sistemas productivos argentinos. "Cuando se exporta grano de una zona a otra, se pierde la potencialidad de agregar valor y generar mano de obra en origen", explicó.
En el mapa productivo argentino, si bien existen ejemplos de grandes complejos agroindustriales exitosos, la realidad es que el grueso de la exportación agropecuaria argentina está compuesta por commodities.
En este contexto, Saavedra estimó que la cadena agroindustrial tiene que orientarse a crecer en productividad, valor agregado y sustentabilidad. Para avanzar en esta dirección, el secreto radica en mejorar aquellos procesos relacionados con la industrialización en origen.
El avance en este camino, y siempre enfocado en los diversos procesos de agregado de valor, permitiría un mayor desarrollo en la industrialización secundaria: frigoríficos, usinas lácteas o chacinados, por mencionar algunas.
"En una tercera fase, el desarrollo apuntaría a crecer en la cadena de frío y abastecimiento trazable hasta las góndolas, pero bajo estructuras manejadas desde origen", explicó.
ElSitioAvícola
Como parte de las charlas organizadas en el marco de la nueva edición de la Fiesta Provincial del Trigo, se presentó el ingeniero agrónomo Alejandro Saavedra. El técnico pertenece al INTA Justiniano Posse. En la oportunidad, Saavedra se refirió a la importancia para el negocio del productor agropecuario el hecho de agregar valor a las materias primas, reportó La Voz del Pueblo.
"¿Cómo aprovechar la gran oportunidad de transformar las materias primas antes de su exportación? Para la Argentina, la respuesta está en el agregado de valor en origen. El productor es un actor fundamental en el gran cambio de paradigma en busca de la competitividad hacia la industrialización, mediante la conformación de Pymes y el trabajo asociativo. De esta manera, podrá acceder a mayor parte de la renta que se genera a lo largo de todo el proceso de transformación de la materia prima hasta llegar a la góndola con el producto terminado y, si es posible, con calidad diferencial y con marca propia", explicó el técnico.
Y el primer paso en este crecimiento es la transformación de ese alimento de origen vegetal en proteína animal, ya sea en carne bovina, leche, cerdo o producción avícola.
Y agregó: "El productor puede participar de la renta generada a lo largo de las cadenas agroalimentarias, contribuir a la generación de nuevas fuentes de mano de obra en las comunidades rurales, generar nuevas capacidades y conocimientos a nivel de las regiones y aportar al desarrollo territorial con inclusión social".
En 2010 el INTA lanzó un proyecto para integrar producción e industria en origen. "Hay que abandonar la idea de exportar sin agregar valor", dijo Saavedra. Con el objetivo de triplicar en los próximos diez años el valor promedio de la tonelada exportada de agroalimentos, de US$ 400 a más de US$ 1200, el INTA Manfredi, desde su proyecto de Agricultura de Precisión (Precop) presentó un plan que apunta hacia una integración vertical de los sistemas productivos argentinos. "Cuando se exporta grano de una zona a otra, se pierde la potencialidad de agregar valor y generar mano de obra en origen", explicó.
En el mapa productivo argentino, si bien existen ejemplos de grandes complejos agroindustriales exitosos, la realidad es que el grueso de la exportación agropecuaria argentina está compuesta por commodities.
En este contexto, Saavedra estimó que la cadena agroindustrial tiene que orientarse a crecer en productividad, valor agregado y sustentabilidad. Para avanzar en esta dirección, el secreto radica en mejorar aquellos procesos relacionados con la industrialización en origen.
El avance en este camino, y siempre enfocado en los diversos procesos de agregado de valor, permitiría un mayor desarrollo en la industrialización secundaria: frigoríficos, usinas lácteas o chacinados, por mencionar algunas.
"En una tercera fase, el desarrollo apuntaría a crecer en la cadena de frío y abastecimiento trazable hasta las góndolas, pero bajo estructuras manejadas desde origen", explicó.
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