La Universidad de Canberra (UC) en Australia le declara la guerra a los envases de PET, en especial a los de agua embotellada. La medida impedirá la venta de cerca de 140.000 botellas de PET cada año. ¿La universidad debe prohibir o educar o investigar?
Que las presiones por prohibir los envases de PET lleguen a la universidad no deja de tener un toque paradógico al ser la universidad sinónimo de educación e investigación.
Sin duda hay un problema con el imapcto del PET en el medio ambiente, pero no es un problema del material, si no de quienes lo usan. En ese sentido el problema es básicamente una cuestión de educación del consumidor.
Pero la prohibición es una mala señal, indica que es el último recurso, que no hay alternativa. Y ese mal ejemplo puede contagiarse, no solo a otras universidades si no a otras entidades, incluso al consumo general.
Lo que está sucediendo en UC
En lugar de comprar agua embotellada, los estudiantes y el personal tendrán acceso a fuentes de agua potable y estaciones de recarga de botellas con agua filtrada.
Los estudiantes y el personal también tendrán una alternativa de agua helada al agua embotellada en las máquinas expendedoras.
Con casi 13.000 personas afectadas, la prohibición es la más grande de su tipo en Australia.
Las máquinas dispensarán agua filtrada, enfriada en el momento, con gas o con sabor en los propios envases rellenables, y en el campus se venderán botellas rellenables.
La UC es la primera universidad de Australia en prohibir la venta de agua embotellada. Sigue los pasos de algunas Universidades y estamentos gubernamentales en EEUU.
La prohibición comenzó el 21 de enero y todas las ventas de agua embotellada en el campus se suspenderán el 22 de marzo.
¿Quién está detrás?
La prohibición fue iniciativa de los estudiantes con la asistencia de Do Something!, una ONG con sede en Sydney que promueve acciones ambientales y sociales.
El Departamento del Ministro Principal del Territorio de Canberra ha contribuido con US$ 76.000 para financiar las estaciones de recarga.
Otro antecedente australiano
Una prohibición similar se aplicó en Bundanoon, un pequeño pueblo al suroeste de Sydney, en 2009, donde se prohibieron todas las ventas de botellas desechables de agua y sólo se venden botellas rellenables.
Como parte de la iniciativa, las empresas de Bundanoon sólo venden botellas reutilizables para su llenado con agua fría, filtrada en el grifo en cada casa o en fuentes gratuitas de agua filtrada a disposición del público.
Que las presiones por prohibir los envases de PET lleguen a la universidad no deja de tener un toque paradógico al ser la universidad sinónimo de educación e investigación.
Sin duda hay un problema con el imapcto del PET en el medio ambiente, pero no es un problema del material, si no de quienes lo usan. En ese sentido el problema es básicamente una cuestión de educación del consumidor.
Pero la prohibición es una mala señal, indica que es el último recurso, que no hay alternativa. Y ese mal ejemplo puede contagiarse, no solo a otras universidades si no a otras entidades, incluso al consumo general.
Lo que está sucediendo en UC
En lugar de comprar agua embotellada, los estudiantes y el personal tendrán acceso a fuentes de agua potable y estaciones de recarga de botellas con agua filtrada.
Los estudiantes y el personal también tendrán una alternativa de agua helada al agua embotellada en las máquinas expendedoras.
Con casi 13.000 personas afectadas, la prohibición es la más grande de su tipo en Australia.
Las máquinas dispensarán agua filtrada, enfriada en el momento, con gas o con sabor en los propios envases rellenables, y en el campus se venderán botellas rellenables.
La UC es la primera universidad de Australia en prohibir la venta de agua embotellada. Sigue los pasos de algunas Universidades y estamentos gubernamentales en EEUU.
La prohibición comenzó el 21 de enero y todas las ventas de agua embotellada en el campus se suspenderán el 22 de marzo.
¿Quién está detrás?
La prohibición fue iniciativa de los estudiantes con la asistencia de Do Something!, una ONG con sede en Sydney que promueve acciones ambientales y sociales.
El Departamento del Ministro Principal del Territorio de Canberra ha contribuido con US$ 76.000 para financiar las estaciones de recarga.
Otro antecedente australiano
Una prohibición similar se aplicó en Bundanoon, un pequeño pueblo al suroeste de Sydney, en 2009, donde se prohibieron todas las ventas de botellas desechables de agua y sólo se venden botellas rellenables.
Como parte de la iniciativa, las empresas de Bundanoon sólo venden botellas reutilizables para su llenado con agua fría, filtrada en el grifo en cada casa o en fuentes gratuitas de agua filtrada a disposición del público.